miércoles, marzo 18, 2009

Fanáticos


Característico es, de todo régimen totalitario o el que aspire serlo, tener adeptos y si son fanáticos bastante mejor. Justifican cualquier acción de gobierno y son incapaces de mostrarse medianamente críticos. En el mejor de los casos, utilizan los argumentos del aparato propagandístico gubernamental, como verdades absolutas e irrefutables que merecen ser defendidas a gritos frente a los que disienten. En el peor de los casos, cuando ni los argumentos oficiales tienen sentido y se saben descubiertos, suelen recurrir a los lugares comunes como: "la política es muy sucia", "eso siempre fue así" y el peor de todos: "los de antes hacían lo mismo"
Hago esta referencia por el proceso actual en Venezuela porque de nada sirve debatir sobre la culpa, inefectividad, corrupción, insensatez, impreparación, delirios de grandeza, mesianismo o cualquier otra cosa con la que podamos calificar al "líder", si hay adeptos, como los mencionados en el párrafo previo, dispuestos a cohonestar cualquier estupidez que se le ocurra al "chivo".
Y no hablamos de aquellos seguidores tarifados, con intereses, becados o con cualquier relación de dependencia del gobierno central. Son aquellos que por el contrario, no han recibido nada a cambio.
De nada valen las explicaciones acerca de el origen de la crisis, la lucha por la descentralización, los intereses corruptos de los ministros, la inefectividad de los problemas sociales y derechos humanos, entre otros, cuando nuestros interlocutores son fanáticos defensores del proceso. Nada se puede hacer. De nada valen razones y demostraciones, ni con pruebas, ni con la foto del felón gubernamental capturado infraganti. Su mente traba la percepción y busca dentro de si la justificación de cada situación.
Lo peor es que mientras más se agrava la crisis (que no es la mundial, sino la local, por esto del deterioro natural del gobierno) más fuertes se hacen en el fanatismo, por esto que los psicólogos llaman "justificación insuficiente", en donde la motivación está dada por que no opera en ellos una relación de conveniencia o utilitaria (porque no están recibiendo dinero o prebendas), sino de estabilidad psíquica; han decidido creer en las promesas por lo tanto, a pesar de llevar más palo que una gata ladrona, defienden el régimen porque sin él, pierden la poca consistencia de sus ideas y quedan a la deriva en una realidad que les es difícil comprender.
Por ello, estos ciudadanos son los más peligrosos en la situación actual y lamentablemente nos llevaran, a todos, a representar en mayor o menor medida la situación de la caricatura, en donde pacientemente, esperamos que la situación crezca y nos termine de ahorcar.

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