lunes, marzo 17, 2014

Pasar sobre la barricada

Transcurrido más de un mes del inicio de las protestas estudiantiles, las cuales también han incorporado a otros protestantes (no en todos los casos, no en todos los lugares), veo como muchos, con sobrada razón, abogan por el cese de la llamada "violencia" de las guarimbas o barricadas. Innegablemente estas han dejado en su instalación, una ciudad sucia, vandalizada y caotizada. Es común encontrar en Tuiter, personas que simpatizan con la oposición y, palabras más, palabras menos, terminan diciendo algo como: "hasta cuándo estas guarimbas de mierda", reclamo para nada pacífico.
Tienen razón. Pero no tanto.
Primero que nada, no las apoyo. Soy civilista y las garantías individuales, como el derecho al tránsito no deben ser conculcadas por nadie, ni gobierno ni sus contrarios.
Pero en aras de ese llamado "entendimiento del otro", del "compatriota chavista", creo que primero debemos entendernos nosotros mismos. Después de todo, las barricadas no empezaron como una forma de ataque al gobierno, sino como defensa de las arremetidas de éste, en primer lugar. Luego todo se descontroló.
Pero, ¿por qué se descontrola?
Si de violencia hablamos, tenemos que una gran parte de la población, un 50% por lo menos, se siente violentada. Violentada durante 15 años de abusos verbales y materiales. Violentada de acción y omisión en el caso del hampa. Violentada en sus garantías ciudadanas por funcionarios corruptos. Violentada en sus derechos económicos y de libre desenvolvimiento. Violentada en fin, en su forma de vida.
Todo eso en algún momento iba a estallar. No de la mejor manera, pero hay quienes se encuentran en esta situación, otros están en ese proceso. Algunos simplemente se defendieron.
También están quienes reclaman por los bienes públicos, a lo cual pregunto y espero respondan con sinceridad:
¿Respetabas la luz roja del semáforo que tumbaron?
¿Respetabas tu canal al llegar a un semáforo, o te colabas por el hombrillo, derecha, izquierda o cualquier resquicio?
¿Reclamaste alguna vez a la alcaldía que talara y mantuviera los árboles?
¿Reclamaste a la alcaldía por el deficiente servicio de aseo a las calles y avenidas?
¿Reclamaste a la alcaldía por la inexistencia de papeleras y contenedores de basura en la ciudad?
¿Reclamaste por las aceras y brocales en pésimo estado para los transeúntes?
En definitiva, ¿le has reclamado algo de lo que significan tus impuestos,
a la alcaldía anteriormente?
Entonces ahora solo vemos una ciudad vandalizada, es cierto. Pero te digo algo, antes de esto ya se veía bastante mal.
No quiero hacer una defensa de las barricadas. Quiero que paremos un momento el juicio y tratemos de entender al "otro", que no solo es el contrario político. En este caso es aquel que siente lo mismo que nosotros con relación al gobierno. Solo que siente que ha llegado a un punto de inflexión.
Quizás la única diferencia es que nosotros todavía no hemos llegado.
@edelcampo 

miércoles, septiembre 23, 2009

Meterse en honduras

Es común utilizar la expresión "meterse en honduras" cuando se pueden tocar aspectos de un tema que no podemos manejar con propiedad, bien sea por conocimiento (o falta de este), pertinencia del tema, del orador o sencillamente no se tienen los elementos suficientes para profundizar en el.
En este caso, el de Honduras, con H mayúscula, la expresión es literal. Todos los presidentes están escandalizados y se comportan como un grupete de amigos apoyando al señor del sombrero. Solidaridad automática y condena de los organismos interregionales sin siquiera acceder a escuchar a todas las partes del conflicto. Sólo interesa el hecho de que a cualquiera del gremio le pueda pasar lo mismo. Me refiero a los presidentes y no los países porque nadie le ha preguntado a los ciudadanos de cada país si les interesa reponer al señor del sombrero en el poder o quieren que ese país, Honduras, decida que hacer por sus propios medios. Quizás no lo hacen porque les da miedo que les digan que les importa un bledo lo que pase con cada presidente, incluido el propio.
Lo que esta ocurriendo quedará para la colección de infamias a las que nos tienen acostumbrados los políticos lisonjeros y rasca espaldas, comunes en latinoamérica. Bloqueo comercial, político e intervención desmedida de gobiernos en los asuntos de otro país. Brasil ya le esta ganando a Venezuela en el intervencionismo.
El único perdedor, el pueblo, como siempre. En este caso el hondureño, al que nadie le preguntó si quiere que el sombrerero loco vuelva o esperar tres meses a elegir un nuevo presidente.
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lunes, septiembre 21, 2009

Calzar los zapatos

Hay ocasiones en la vida en que tenemos que calzar los zapatos de otro. Algunos lo desean, otros no tienen elección.
Algunos padres desean que sus hijos sigan sus pasos y sean una continuación de ellos en la tierra, incluida la soberbia de marcarlos con su mismo nombre.
Soy del grupo que prefiere que su hijo decida qué camino tomar y cuáles zapatos calzar. Querer que tu hijo sea igual o haga lo mismo, sólo puede ser tomado como una muestra de arrogancia en una realidad que lo primero que nos enseña es la infinita capacidad de equivocarnos que tenemos. Cómo desear que tu hijo pase por lo mismo?
Mientras no tenga uso de razón, dejaré que se ponga mis zapatos. Después que se ponga los suyos.

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sábado, septiembre 19, 2009

Será que...

Cada vez se encuentra en Venezuela más, petróleo, más gas, más hierro, más de todo y menos producimos... Será que aprendemos a comer petróleo... Por lo menos sabemos que el hierro es bueno para la salud. Que desgracia!
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viernes, septiembre 04, 2009

Imágenes

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miércoles, marzo 18, 2009

Fanáticos


Característico es, de todo régimen totalitario o el que aspire serlo, tener adeptos y si son fanáticos bastante mejor. Justifican cualquier acción de gobierno y son incapaces de mostrarse medianamente críticos. En el mejor de los casos, utilizan los argumentos del aparato propagandístico gubernamental, como verdades absolutas e irrefutables que merecen ser defendidas a gritos frente a los que disienten. En el peor de los casos, cuando ni los argumentos oficiales tienen sentido y se saben descubiertos, suelen recurrir a los lugares comunes como: "la política es muy sucia", "eso siempre fue así" y el peor de todos: "los de antes hacían lo mismo"
Hago esta referencia por el proceso actual en Venezuela porque de nada sirve debatir sobre la culpa, inefectividad, corrupción, insensatez, impreparación, delirios de grandeza, mesianismo o cualquier otra cosa con la que podamos calificar al "líder", si hay adeptos, como los mencionados en el párrafo previo, dispuestos a cohonestar cualquier estupidez que se le ocurra al "chivo".
Y no hablamos de aquellos seguidores tarifados, con intereses, becados o con cualquier relación de dependencia del gobierno central. Son aquellos que por el contrario, no han recibido nada a cambio.
De nada valen las explicaciones acerca de el origen de la crisis, la lucha por la descentralización, los intereses corruptos de los ministros, la inefectividad de los problemas sociales y derechos humanos, entre otros, cuando nuestros interlocutores son fanáticos defensores del proceso. Nada se puede hacer. De nada valen razones y demostraciones, ni con pruebas, ni con la foto del felón gubernamental capturado infraganti. Su mente traba la percepción y busca dentro de si la justificación de cada situación.
Lo peor es que mientras más se agrava la crisis (que no es la mundial, sino la local, por esto del deterioro natural del gobierno) más fuertes se hacen en el fanatismo, por esto que los psicólogos llaman "justificación insuficiente", en donde la motivación está dada por que no opera en ellos una relación de conveniencia o utilitaria (porque no están recibiendo dinero o prebendas), sino de estabilidad psíquica; han decidido creer en las promesas por lo tanto, a pesar de llevar más palo que una gata ladrona, defienden el régimen porque sin él, pierden la poca consistencia de sus ideas y quedan a la deriva en una realidad que les es difícil comprender.
Por ello, estos ciudadanos son los más peligrosos en la situación actual y lamentablemente nos llevaran, a todos, a representar en mayor o menor medida la situación de la caricatura, en donde pacientemente, esperamos que la situación crezca y nos termine de ahorcar.

viernes, febrero 20, 2009

Acerca de la victoria de enmienda


Una de las lecturas que se le puede dar al resultado del pasado domingo 15 de febrero es que el país está lejos de terminarse, por lo menos para los de una opción y aún más lejos de consolidarse, como lo piensa la otra parte.

Si bien es cierto, la oposición fue derrotada, sin lugar a dudas, es en la calidad de la derrota y de la victoria en donde debemos reparar, pues en democracia, en la cual a duras penas estamos, las formas importan porque ellas significan, al final de cuentas, en cómo llegamos al fondo.

En primer lugar, el presidente elije tácticamente (Chávez es un excelente táctico pero un pésimo estratega) la realización del referéndum antes de finalizar el primer trimestre del año. Lo que le asegura una doble ventaja; poder tener una campaña sin los coletazos reales de la crisis económica mundial y tomar a la oposición sin capacidad económica de contraataque, más que el apoyo de algunos medios de comunicación y decimos algunos porque a diferencia de lo argumentado por el oficialismo, el gobierno controla un significativo número de medios radioeléctricos e impresos con sus correspondientes cadenas de distribución y circuitos, además de apoyarse en la red comunicacional de CANTV y MOVILNET (esto por los mensajes de Chávez recibidos por los usuarios de este servicio el domingo cerca de la 5pm).

En segundo lugar y además de lo anterior, el gobierno controla el presupuesto nacional y es imposible hacer siquiera el esfuerzo de medirse con semejante monstruo de dinero botado a manos llenas sin el menor pudor, en función de un resultado que hasta puede considerarse estúpido si lo contrastamos con la cantidad de dinero invertido. Y es que no solamente el presupuesto de la nación se coloca al servicio de una parcialidad, es todo el aparato institucional y recurso humano que bien se obliga o chantajea para cumplir lo que por naturaleza corresponde al comando de un partido político. La coerción y el miedo son grandes ingredientes de la campaña oficial. Esto no es definitivo porque hay algunas personas que tienen dignidad, pero la acción suma algunos votos más y en definitiva la acumulación de estas travesuras las que dan la diferencia holgada.

En este punto podríamos pensar que la avasalladora campaña por el SI, con presencia hegemónica en todos los medios, cadenas de por medio, tiene resultados en la psiquis del individuo (como le encantaría a Mario Silva que esto fuera así) es decir, puede influenciar su capacidad de decisión sobre por cuál opción votar. Lamentablemente para los excelsos comunicólogos del gobierno, esos que creen en la programación de los cerebros a través de la tele y en la publicidad subliminal, la decisión ya está tomada por parte de los electores, tanto los del SI como los del NO. La diferencia es que la presencia de propaganda hasta en el metro tiene la intención de desesperanzar y motivar a los que están en contra y motivar con el sentido de triunfalismo a los propios. Algunas otras mentes débiles que no toman o dicen no querer tomar partido, también se ven afectados por el pensamiento “pa’que voy a votar si vamos a perder”

Entonces estamos claros que el SI, se la jugaba con todo ante una oposición que había “sufrido” en demasía para ir unida a unas regionales, en donde, aunque el gobierno no lo vea así, salió con importantes victorias, pues de 2 gobernaciones, pasó a 5 más unas significativas posiciones en el espectro capitalino.

En el caso de la oposición, la derrota, derrota es y no tiene consuelo. Pero bien puede extraer de esta derrota el aprendizaje necesario para continuar en la lucha por construir una opción distinta. ¿Y qué demonios podría rescatar de lo que parece una derrota total? Listamos a continuación: en 1º lugar el hecho de haber peleado tan valientemente con semejante abuso y ventajismo oficial sin amilanarse y haber llegado con la moral en alto al día de la elección. Mediante esta actitud se construye el símbolo de resistencia y la convicción de que se lucha por algo más que ganar una elección.

En segundo lugar el haber trabajado unificadamente como una gran organización en donde ninguno se atribuía la responsabilidad de ser el artífice del movimiento. Esto supone, al menos simbólicamente, de un desprendimiento por la figuración y un compromiso con los verdaderos valores socialdemócratas. Además es una señal de respeto de los partidos constituidos, para con los estudiantes que ante semejante empresa, dieron la cara y significaron ruptura con el pasado de la llamada oposición “golpista”. Además, el salir a aceptar la derrota, por cada uno de los organizadores de la oposición cierra la idea de que no hay un “líder” organizador y mesiánico, pero si participantes del movimiento que asumen las responsabilidades y proyectan la acción a futuro. Esto es símbolo de cambio y conciencia sobre lo que en realidad representa el país democrático.

El tercer ítem a rescatar del campo de batalla en donde cayó el NO, es la cantidad de votantes que suscribieron esta opción y el resultado final de la votación, tomando en cuenta la abstención. La oposición rompió la barrera de los 5 millones de votantes mientras que el chavismo le faltó un millón para la suya de 7. Esto significa y mucho. Significa que la oposición fortalece sus filas y en este caso hay que mencionar que no media ni coerción, ni corporativismo, ni algún otra razón crematística. Sólo la convicción de que se elige lo mejor para el país y la esperanza en la construcción de una democracia social y civil, lejos de la bota. Estas razones del punto de vista psicológico, son más fuertes y mantienen a los que siguen la opción distinta al oficialismo, cohesionados en torno a sus creencias.

Para cerrar, y haciéndolo en jerga militar que tanto gusta al presidente, la oposición perdió tácticamente la batalla, pero estratégicamente ganó posición dentro del electorado y se empieza a conformar, más allá de partidos y actores políticos, en una opción real en tanto simboliza los deseos de una sociedad moderna que quiere, más allá de las ideologías, un país amplio, democrático en donde los habitantes puedan desarrollarse al máximo sin la necesidad de seguir a un partido o peor aún, a un mesías. Para la oposición, el próximo movimiento táctico es llegar a los lugares donde su mensaje de conciencia no se entiende. Este lugar es el campo.